Enfoque

Introducción

La fascinación por el rostro en la historia del arte occidental es tal que parecería que ha existido desde siempre. Sin embargo, el antropólogo David Le Breton nos muestra que es en realidad fruto de un lento proceso de transformación social que empezó en el Renacimiento y siguió creciendo paralelamente al desarrollo de la sociedad cada vez más orientada hacia el individuo, hasta llegar hoy en día a la proliferación de selfies en las redes sociales, indicio del nivel de hiper-individualización de nuestras sociedades occidentales. El rostro es al mismo tiempo lo que nos define, la expresión de nuestra singularidad, y lo único que no vemos de nosotros mismos y que solo podemos ver a través los ojos de los otros o de un espejo. Es el lugar de la máxima individualidad y, al mismo tiempo, del inicio de la relación con el otro. Concentra todas las problemáticas de la relación con nosotros mismos y con la alteridad, tanto en su lado sagrado, como respeto y veneración del otro, así como en su aspecto violento de estigmatización y rechazo de lo que es diferente. En este trabajo proponemos un análisis antropológico y artístico del rostro para mostrar su importancia social y desvelar su enigma.

Objetivos

Nuestros objetivos son los siguientes: 1) Analizar cómo y por qué se desarrolla el arte del retrato y del autorretrato y cuál ha sido su importancia en la historia del arte; 2) Revelar el rol social de la representación del rostro; 3) Estudiar la simbología del rostro como lugar del encuentro con el otro y signo de una trascendencia inmanente; 4) Mostrar la actualidad del retrato y autorretrato en el arte contemporáneo como instrumento estético revelador de problemáticas sociales y antropológicas.

Metodología

Partiremos de la antropología del rostro de Le Breton y haremos un breve recorrido por la historia del retrato pictórico y fotográfico. Analizaremos en las pinturas del 400 cómo va naciendo el arte del retrato. Estudiaremos los albores de la fotografía y su función social hasta llegar a la profusión de selfies y al peligro de los mecanismos de reconocimiento facial. Analizaremos el caso de algunos artistas contemporáneos que trabajan especialmente el retrato o el autorretrato como, entre otros, Giacometti, Chuck Close, Miquel Barceló, Francis Bacon así como casos particulares como el artista “Brut” Karl Baudelère y sus retratos a bolígrafo construidos minuciosamente en los que los rostros surgen como apariciones fantasmales. Todos revelan el ejercicio de (auto)análisis siempre presente en el trabajo de retrato o autorretrato. Terminaremos con los nuevos proyectos de JR en los que muestra el irresistible atractivo del selfie que determina el imperio del narcisismo en la sociedad del espectáculo.

Conclusiones

Concluiremos que la fascinación por el rostro sigue creciendo porque encarna todo el enigma del ser. Analizaremos el sentido de responsabilidad inherente al rostro que, al ser reconocible, concentra la plena asunción de nuestra identidad y por tanto de nuestros actos mostrando también el poder de las máscaras y el peligro futuro de los cambios de identidades en un mundo cada vez más virtual. Cuestionaremos la vigencia de la filosofía de Emmanuel Lévinas para quien el rostro del otro origina nuestra responsabilidad y es el punto de trascendencia inmanente de la humanidad. La metafísica y la trascendencia no se encuentran en cosas lejanas e inaccesibles sino en la sencillez del encuentro con otro ser humano. Este encuentro adviene siempre y primariamente en el rostro. Y el arte ofrece una herramienta para descifrar su enigma.